
Tal como sucedió en el empate ante Banfield y en la continuación del partido frente a Racing, el “Vasco” Arruabarrena remarcó en conferencia de prensa la falta de precisión en los pases -sobre todo, en la mitad de cancha-. El entrenador no responsabilizó sólo a los lanzadores, sino también a la escasa movilidad de los receptores como alternativas de pase. Ayer, Boca tuvo un margen de imprecisión del 25 por ciento.
Con una posesión del 67,02%, el conjunto xeneize concretó 448 pases durante el partido ante Quilmes. Sin embargo, tuvo una efectividad de entrega del 76.8% y un 43,9% de los pases se dieron en terreno propio. Incluso, llegó a abusar del pelotazo -que representó un 17,2% de las intervenciones.
Por su parte, Quilmes tuvo una posesión del 32,98% -con 263 pases- y una presición del 57,8%. El 46,9% de las intervenciones se dieron en terreno propio y los pelotazos alcanzaron el 32,7% de las entregas. Todos márgenes de imprecisión superiores al desarrollo de juego de Boca.
Arruabarrena insistió ayer en la necesidad de lograr una óptima circulación del balón como complemento a su idea de presión constante en terreno adversario. Incluso, anticipó que no cambiará la estrategia y planteará el superclasico de igual a igual en el Monumental.